Examen de Computación Básica-Web 2.0-Gabriela González

enero 21, 2010 at 9:55 pm (Uncategorized)

Examen de Computaciòn Bàsica-Web 2.0-Gabriela Gonzalez

  • La Gestión del Conocimiento “concepto aplicado a las organizaciones que pretenden transferir el conocimiento y experiencia existente entre sus miembros, de manera que pueda ser utilizado como recurso disponible por otros en la organización”.

UTPL

  • Web 2.0 es una filosofía que conjuga elementos tecnológicos (herramientas) orientados a explicitar

conocimiento, crear comunidades, construir conocimiento, basado en un esquema colaborativo y de trabajo independiente y flexible, en fin orientadas a la Gestión del conocimiento.

Presentación de power point

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La Droga

enero 14, 2010 at 3:42 pm (Uncategorized)

EL COLOR DE LA DROGA

¿De qué color es la droga? Es difícil determinarlo porque tiene matices que se suman a mezclas de los tres colores predominantes que son blanco, rojo y morado.

Sin embargo, es lamentable que las voces mas autorizadas en la guerra contra el narcotráfico se hayan empeñado en pintar el narcotráfico de blanco, para mancharlo del color del PRD de manera exclusiva, porque resulta un criterio más apegado a la pasión política que a la lógica antidelictivas y, por tanto, una desviación de la objetividad investigativa necesaria enfrentar ese flagelo.

Sin dudas que ha sido el caso Quirino el que ha servido de base para blanquear políticamente al narcotráfico, en vista de que se trata de un narcotraficante elevado de rango por el entonces presidente Mejìa.

Resulta sin embargo que Quirino no ha sido il capo de tuti capi nacional en narcotráfico ni tampoco, ni el jefe del único de un nuevo cartel criollo involucrado en el trafico de cocaína.

Hay nombres que han sido retirados de la luz pública, como el prófugo Francisco Manuel Albuquerque Fortuna, a cuya familia, alegadamente le fueron devueltos los bienes incautados. Este caso no puede ser ignorado ni pintado de blanco, porque el primer brochazo de narcotráfico lo dio, siendo cabo de la Policía Nacional en los albores del gobierno morado de 1996.

La forma espectacular en que fue sacado por la frontera dominico-haitiana, el ex cabo policial, Francisco Manuel Alburquerque Fortuna, se debió a la ayuda de un funcionario de la cancillería de puesto allí, según denuncia hecha por el General Ramírez Ferreira antes de ser destituido de la DNCD cuando se aprestaba a revelar los nombres de los «pejes gordos» de la conexión dominicana en el tràfico de drogas.

El fugitivo Francisco Albuquerque, según Ramírez Ferreira, posee todavía fortuna en gran escala en República Dominicana, sobre todo, residencias lujosísimas, en sectores exclusivos de la ciudad capital, como es el caso de Los Cacicazgos, donde éste tiene una gran mansión, en la calle Mairení # 15, de dicho residencial, y un apartamento en los alrededores del PRSC, próximo al Estadio Quisqueya. Se cree, su fortuna sobrepasa la de Quirino.

Otro personaje que arroja una mezcla de colores en el narcotráfico es el de Ernesto Guevara, alias Maconi, que ha causado revuelo en estos días por los aprestos de extradición en el expediente Quirino, pero en realidad, a Maconi se le vinculó al trasiego de drogas junto a Alburquerque. Maconi fue sometido a la Justicia en 1996, por el sonado caso de narcotráfico del barco Phoenix, cuyo principal acusado fue Rolando Florián Feliz. Asombrosamente Maconi fue declarado no culpable, por la entonces jueza de la Primera Cámara Penal, doctora Miriam Germán Brito, el 23 de marzo del mismo año.

Guevara Díaz también había sido condenado a 15 años de cárcel por un cargamento de 551 kilos de cocaína, incautado en La Romana, pero la sentencia le fue reducida a cinco años en apelación, en ese caso estaban incluidos Florián Féliz y los hermanos Nixon y Diómedes Alcántara Estepan.

De manera de que, para que se vea como se mezclan los colores de la droga, nos encontramos con vasos comunicantes entre Quirino, Maconi, Albuquerque y Florìan, en una demostración de que el narcotráfico es una subcultura donde de una forma u otra los personajes que participan en el negocio coinciden en muchas operaciones, de la misma manera que albañiles y maestros constructores trabajan en obras diversas de ingenieros dedicados a la contrucción.

En el caso de Florián hay que sacarle el matiz rojizo, pues su desgracia fue no cooperar con el Partido reformista cuando este tenia la sartén del poder por el mango.

Pero no quiere decir que el narcotráfico no tenga varias manos de pintura roja, pues se trata de una práctica que viene incubándose desde lejos. Debe recordarse la campaña electoral de 1994, cuando el narcotraficante mexicano Luis Horacio Cano, traído al país por un hijo de Tito Hernández para lavar dinero, emitió cheques de Bancredito a nombre de Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y José Francisco Peña Gómez, como cooperación a sus respectivas campañas. Cano fue un rey Midas que prestaba dinero a las èlites santiagueras donde se estableció para disfrutar de las peleas de gallo que le apasionaban. Luís Horacio Cano guarda prisión en los EE.UU. luego de ser extraditado a esa nación.

Para que se aprecie cuan distante esta el hilo de la madeja que ata al narcotráfico local, basta recordar el asesinato del Dr. Nelson Lazala, en 1974 por denunciar operaciones de narcotráfico de las que se enteró como radio aficionado.

El cartel dominicano viene de lejos y haciendo metástasis hacia las instancias de poder de manera abierta y desafiante. No tiene color, pero derrotarlo sì podría ponerse la banderilla morada a quien lo derrote. Pero para ello se necesita de mucho valor y voluntad política para que luego no se diga que no hubo forma de evitar caer en la categoría de un narcoestado multicolor.

EL COLOR DE LA DROGA

¿De qué color es la droga? Es difícil determinarlo porque tiene matices que se suman a mezclas de los tres colores predominantes que son blanco, rojo y morado.

Sin embargo, es lamentable que las voces mas autorizadas en la guerra contra el narcotráfico se hayan empeñado en pintar el narcotráfico de blanco, para mancharlo del color del PRD de manera exclusiva, porque resulta un criterio más apegado a la pasión política que a la lógica antidelictivas y, por tanto, una desviación de la objetividad investigativa necesaria enfrentar ese flagelo.

Sin dudas que ha sido el caso Quirino el que ha servido de base para blanquear políticamente al narcotráfico, en vista de que se trata de un narcotraficante elevado de rango por el entonces presidente Mejìa.

Resulta sin embargo que Quirino no ha sido il capo de tuti capi nacional en narcotráfico ni tampoco, ni el jefe del único de un nuevo cartel criollo involucrado en el trafico de cocaína.

Hay nombres que han sido retirados de la luz pública, como el prófugo Francisco Manuel Albuquerque Fortuna, a cuya familia, alegadamente le fueron devueltos los bienes incautados. Este caso no puede ser ignorado ni pintado de blanco, porque el primer brochazo de narcotráfico lo dio, siendo cabo de la Policía Nacional en los albores del gobierno morado de 1996.

La forma espectacular en que fue sacado por la frontera dominico-haitiana, el ex cabo policial, Francisco Manuel Alburquerque Fortuna, se debió a la ayuda de un funcionario de la cancillería de puesto allí, según denuncia hecha por el General Ramírez Ferreira antes de ser destituido de la DNCD cuando se aprestaba a revelar los nombres de los «pejes gordos» de la conexión dominicana en el tràfico de drogas.

El fugitivo Francisco Albuquerque, según Ramírez Ferreira, posee todavía fortuna en gran escala en República Dominicana, sobre todo, residencias lujosísimas, en sectores exclusivos de la ciudad capital, como es el caso de Los Cacicazgos, donde éste tiene una gran mansión, en la calle Mairení # 15, de dicho residencial, y un apartamento en los alrededores del PRSC, próximo al Estadio Quisqueya. Se cree, su fortuna sobrepasa la de Quirino.

Otro personaje que arroja una mezcla de colores en el narcotráfico es el de Ernesto Guevara, alias Maconi, que ha causado revuelo en estos días por los aprestos de extradición en el expediente Quirino, pero en realidad, a Maconi se le vinculó al trasiego de drogas junto a Alburquerque. Maconi fue sometido a la Justicia en 1996, por el sonado caso de narcotráfico del barco Phoenix, cuyo principal acusado fue Rolando Florián Feliz. Asombrosamente Maconi fue declarado no culpable, por la entonces jueza de la Primera Cámara Penal, doctora Miriam Germán Brito, el 23 de marzo del mismo año.

Guevara Díaz también había sido condenado a 15 años de cárcel por un cargamento de 551 kilos de cocaína, incautado en La Romana, pero la sentencia le fue reducida a cinco años en apelación, en ese caso estaban incluidos Florián Féliz y los hermanos Nixon y Diómedes Alcántara Estepan.

De manera de que, para que se vea como se mezclan los colores de la droga, nos encontramos con vasos comunicantes entre Quirino, Maconi, Albuquerque y Florìan, en una demostración de que el narcotráfico es una subcultura donde de una forma u otra los personajes que participan en el negocio coinciden en muchas operaciones, de la misma manera que albañiles y maestros constructores trabajan en obras diversas de ingenieros dedicados a la contrucción.

En el caso de Florián hay que sacarle el matiz rojizo, pues su desgracia fue no cooperar con el Partido reformista cuando este tenia la sartén del poder por el mango.

Pero no quiere decir que el narcotráfico no tenga varias manos de pintura roja, pues se trata de una práctica que viene incubándose desde lejos. Debe recordarse la campaña electoral de 1994, cuando el narcotraficante mexicano Luis Horacio Cano, traído al país por un hijo de Tito Hernández para lavar dinero, emitió cheques de Bancredito a nombre de Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y José Francisco Peña Gómez, como cooperación a sus respectivas campañas. Cano fue un rey Midas que prestaba dinero a las èlites santiagueras donde se estableció para disfrutar de las peleas de gallo que le apasionaban. Luís Horacio Cano guarda prisión en los EE.UU. luego de ser extraditado a esa nación.

Para que se aprecie cuan distante esta el hilo de la madeja que ata al narcotráfico local, basta recordar el asesinato del Dr. Nelson Lazala, en 1974 por denunciar operaciones de narcotráfico de las que se enteró como radio aficionado.

El cartel dominicano viene de lejos y haciendo metástasis hacia las instancias de poder de manera abierta y desafiante. No tiene color, pero derrotarlo sì podría ponerse la banderilla morada a quien lo derrote. Pero para ello se necesita de mucho valor y voluntad política para que luego no se diga que no hubo forma de evitar caer en la categoría de un narcoestado multicolor.

EL COLOR DE LA DROGA

¿De qué color es la droga? Es difícil determinarlo porque tiene matices que se suman a mezclas de los tres colores predominantes que son blanco, rojo y morado.

Sin embargo, es lamentable que las voces mas autorizadas en la guerra contra el narcotráfico se hayan empeñado en pintar el narcotráfico de blanco, para mancharlo del color del PRD de manera exclusiva, porque resulta un criterio más apegado a la pasión política que a la lógica antidelictivas y, por tanto, una desviación de la objetividad investigativa necesaria enfrentar ese flagelo.

Sin dudas que ha sido el caso Quirino el que ha servido de base para blanquear políticamente al narcotráfico, en vista de que se trata de un narcotraficante elevado de rango por el entonces presidente Mejìa.

Resulta sin embargo que Quirino no ha sido il capo de tuti capi nacional en narcotráfico ni tampoco, ni el jefe del único de un nuevo cartel criollo involucrado en el trafico de cocaína.

Hay nombres que han sido retirados de la luz pública, como el prófugo Francisco Manuel Albuquerque Fortuna, a cuya familia, alegadamente le fueron devueltos los bienes incautados. Este caso no puede ser ignorado ni pintado de blanco, porque el primer brochazo de narcotráfico lo dio, siendo cabo de la Policía Nacional en los albores del gobierno morado de 1996.

La forma espectacular en que fue sacado por la frontera dominico-haitiana, el ex cabo policial, Francisco Manuel Alburquerque Fortuna, se debió a la ayuda de un funcionario de la cancillería de puesto allí, según denuncia hecha por el General Ramírez Ferreira antes de ser destituido de la DNCD cuando se aprestaba a revelar los nombres de los «pejes gordos» de la conexión dominicana en el tràfico de drogas.

El fugitivo Francisco Albuquerque, según Ramírez Ferreira, posee todavía fortuna en gran escala en República Dominicana, sobre todo, residencias lujosísimas, en sectores exclusivos de la ciudad capital, como es el caso de Los Cacicazgos, donde éste tiene una gran mansión, en la calle Mairení # 15, de dicho residencial, y un apartamento en los alrededores del PRSC, próximo al Estadio Quisqueya. Se cree, su fortuna sobrepasa la de Quirino.

Otro personaje que arroja una mezcla de colores en el narcotráfico es el de Ernesto Guevara, alias Maconi, que ha causado revuelo en estos días por los aprestos de extradición en el expediente Quirino, pero en realidad, a Maconi se le vinculó al trasiego de drogas junto a Alburquerque. Maconi fue sometido a la Justicia en 1996, por el sonado caso de narcotráfico del barco Phoenix, cuyo principal acusado fue Rolando Florián Feliz. Asombrosamente Maconi fue declarado no culpable, por la entonces jueza de la Primera Cámara Penal, doctora Miriam Germán Brito, el 23 de marzo del mismo año.

Guevara Díaz también había sido condenado a 15 años de cárcel por un cargamento de 551 kilos de cocaína, incautado en La Romana, pero la sentencia le fue reducida a cinco años en apelación, en ese caso estaban incluidos Florián Féliz y los hermanos Nixon y Diómedes Alcántara Estepan.

De manera de que, para que se vea como se mezclan los colores de la droga, nos encontramos con vasos comunicantes entre Quirino, Maconi, Albuquerque y Florìan, en una demostración de que el narcotráfico es una subcultura donde de una forma u otra los personajes que participan en el negocio coinciden en muchas operaciones, de la misma manera que albañiles y maestros constructores trabajan en obras diversas de ingenieros dedicados a la contrucción.

En el caso de Florián hay que sacarle el matiz rojizo, pues su desgracia fue no cooperar con el Partido reformista cuando este tenia la sartén del poder por el mango.

Pero no quiere decir que el narcotráfico no tenga varias manos de pintura roja, pues se trata de una práctica que viene incubándose desde lejos. Debe recordarse la campaña electoral de 1994, cuando el narcotraficante mexicano Luis Horacio Cano, traído al país por un hijo de Tito Hernández para lavar dinero, emitió cheques de Bancredito a nombre de Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y José Francisco Peña Gómez, como cooperación a sus respectivas campañas. Cano fue un rey Midas que prestaba dinero a las èlites santiagueras donde se estableció para disfrutar de las peleas de gallo que le apasionaban. Luís Horacio Cano guarda prisión en los EE.UU. luego de ser extraditado a esa nación.

Para que se aprecie cuan distante esta el hilo de la madeja que ata al narcotráfico local, basta recordar el asesinato del Dr. Nelson Lazala, en 1974 por denunciar operaciones de narcotráfico de las que se enteró como radio aficionado.

El cartel dominicano viene de lejos y haciendo metástasis hacia las instancias de poder de manera abierta y desafiante. No tiene color, pero derrotarlo sì podría ponerse la banderilla morada a quien lo derrote. Pero para ello se necesita de mucho valor y voluntad política para que luego no se diga que no hubo forma de evitar caer en la categoría de un narcoestado multicolor.
EL COLOR DE LA DROGA

¿De qué color es la droga? Es difícil determinarlo porque tiene matices que se suman a mezclas de los tres colores predominantes que son blanco, rojo y morado.

Sin embargo, es lamentable que las voces mas autorizadas en la guerra contra el narcotráfico se hayan empeñado en pintar el narcotráfico de blanco, para mancharlo del color del PRD de manera exclusiva, porque resulta un criterio más apegado a la pasión política que a la lógica antidelictivas y, por tanto, una desviación de la objetividad investigativa necesaria enfrentar ese flagelo.

Sin dudas que ha sido el caso Quirino el que ha servido de base para blanquear políticamente al narcotráfico, en vista de que se trata de un narcotraficante elevado de rango por el entonces presidente Mejìa.

Resulta sin embargo que Quirino no ha sido il capo de tuti capi nacional en narcotráfico ni tampoco, ni el jefe del único de un nuevo cartel criollo involucrado en el trafico de cocaína.

Hay nombres que han sido retirados de la luz pública, como el prófugo Francisco Manuel Albuquerque Fortuna, a cuya familia, alegadamente le fueron devueltos los bienes incautados. Este caso no puede ser ignorado ni pintado de blanco, porque el primer brochazo de narcotráfico lo dio, siendo cabo de la Policía Nacional en los albores del gobierno morado de 1996.

La forma espectacular en que fue sacado por la frontera dominico-haitiana, el ex cabo policial, Francisco Manuel Alburquerque Fortuna, se debió a la ayuda de un funcionario de la cancillería de puesto allí, según denuncia hecha por el General Ramírez Ferreira antes de ser destituido de la DNCD cuando se aprestaba a revelar los nombres de los «pejes gordos» de la conexión dominicana en el tràfico de drogas.

El fugitivo Francisco Albuquerque, según Ramírez Ferreira, posee todavía fortuna en gran escala en República Dominicana, sobre todo, residencias lujosísimas, en sectores exclusivos de la ciudad capital, como es el caso de Los Cacicazgos, donde éste tiene una gran mansión, en la calle Mairení # 15, de dicho residencial, y un apartamento en los alrededores del PRSC, próximo al Estadio Quisqueya. Se cree, su fortuna sobrepasa la de Quirino.

Otro personaje que arroja una mezcla de colores en el narcotráfico es el de Ernesto Guevara, alias Maconi, que ha causado revuelo en estos días por los aprestos de extradición en el expediente Quirino, pero en realidad, a Maconi se le vinculó al trasiego de drogas junto a Alburquerque. Maconi fue sometido a la Justicia en 1996, por el sonado caso de narcotráfico del barco Phoenix, cuyo principal acusado fue Rolando Florián Feliz. Asombrosamente Maconi fue declarado no culpable, por la entonces jueza de la Primera Cámara Penal, doctora Miriam Germán Brito, el 23 de marzo del mismo año.

Guevara Díaz también había sido condenado a 15 años de cárcel por un cargamento de 551 kilos de cocaína, incautado en La Romana, pero la sentencia le fue reducida a cinco años en apelación, en ese caso estaban incluidos Florián Féliz y los hermanos Nixon y Diómedes Alcántara Estepan.

De manera de que, para que se vea como se mezclan los colores de la droga, nos encontramos con vasos comunicantes entre Quirino, Maconi, Albuquerque y Florìan, en una demostración de que el narcotráfico es una subcultura donde de una forma u otra los personajes que participan en el negocio coinciden en muchas operaciones, de la misma manera que albañiles y maestros constructores trabajan en obras diversas de ingenieros dedicados a la contrucción.

En el caso de Florián hay que sacarle el matiz rojizo, pues su desgracia fue no cooperar con el Partido reformista cuando este tenia la sartén del poder por el mango.

Pero no quiere decir que el narcotráfico no tenga varias manos de pintura roja, pues se trata de una práctica que viene incubándose desde lejos. Debe recordarse la campaña electoral de 1994, cuando el narcotraficante mexicano Luis Horacio Cano, traído al país por un hijo de Tito Hernández para lavar dinero, emitió cheques de Bancredito a nombre de Joaquín Balaguer, Leonel Fernández y José Francisco Peña Gómez, como cooperación a sus respectivas campañas. Cano fue un rey Midas que prestaba dinero a las èlites santiagueras donde se estableció para disfrutar de las peleas de gallo que le apasionaban. Luís Horacio Cano guarda prisión en los EE.UU. luego de ser extraditado a esa nación.

Para que se aprecie cuan distante esta el hilo de la madeja que ata al narcotráfico local, basta recordar el asesinato del Dr. Nelson Lazala, en 1974 por denunciar operaciones de narcotráfico de las que se enteró como radio aficionado.

El cartel dominicano viene de lejos y haciendo metástasis hacia las instancias de poder de manera abierta y desafiante. No tiene color, pero derrotarlo sì podría ponerse la banderilla morada a quien lo derrote. Pero para ello se necesita de mucho valor y voluntad política para que luego no se diga que no hubo forma de evitar caer en la categoría de un narcoestado multicolor.

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Hello world!

enero 14, 2010 at 2:51 pm (Uncategorized)

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